A propósito de la polémica con ciertas palabras en el Congreso de la Lengua
Una maestra contaba hace un par de meses lo que para ella fue una anécdota inolvidable en el aula: puestos a dibujar y colorear a Colón con las tres carabelas en su llegada a América, uno de los alumnos dibujó un Colón negro. Ni mulato ni morocho, el Colón del pibe era negro carbón. La maestra lo llama y le pregunta por qué lo había dibujado de ese color. El chico, muy sensatamente, le responde: "Porque Colón era negro". La mujer vuelve a la carga para saber de dónde había sacado semejante disparate y el pibe, muy suelto de cuerpo, le contesta que del libro de texto. "No puede ser", dice ella. El chico saca el libro, busca la página, y le lee: "Cristóbal Colón, ese oscuro navegante genovés..."A veces las anécdotas se imponen con tanta fuerza como los propios usos del lenguaje. No hace falta que el diccionario convalide o no el empleo de una palabra, de una expresión o de un neologismo para que el lenguaje, orgánico y cambiante como un organismo vivo, lo acepte y adapte al uso. Son los hablantes quienes confirman o no la vitalidad de un vocablo o una voz. Las recientes polémicas desatadas en el Congreso de la Lengua revelan hasta que punto, a veces, el rigorismo a ultranza (no los académicos) intenta sobreponerse al uso común. Aunque la palabra "negro" haya estado objetada, hay que decir que sexo y raza, por citar sólo dos condiciones, no siempre vienen acotados por la estricta acepción que se le confiere al término. Un gesto mínimo puede cargar peyorativamente un vocablo que en el diccionario aparece como neutral. Una interpretación diferente (¿y cuál no lo es?), lo mismo. El chico que interpretó a Cristóbal Colón negro leyó "oscuro navegante" en función de la piel del descubridor y no de sus orígenes. Pulverizó el supuesto eufemismo y fue directamente a la palabra. Como sea, intentar una normativa en este terreno es inútil. Decían los hermanos Ortega y Gasset -y en esto coincidían ambos- que la función hace al órgano y que son los diccionarios los que corren detrás de las palabras, nunca al revés. Por lo mismo, pretender como pretenden algunos que se empleen a pie juntillas los géneros correspondientes es, además de trabajoso, inocuo. "Los hombres del mundo han rechazado la carrera armamentista de las grandes naciones" es un enunciado que contiene tanto a hombres como a mujeres. Como decir "los individuos de tal nación no aceptan la discriminación". No parece necesario aclarar los tantos. Sería absurdo recurrir a "los individuos y las individuas de tal nación no aceptan la discriminación". En rigor, el feminismo como movimiento tiene muchas causas valiosas aun por las que luchar como para prestarle atención a los lugares que van detrás de la coma, por decirlo en sentido figurado. Caso contrario, y aunque suene ridículo, terminaremos aludiendo al feminisma. Tampoco estaría de más recordar que el nazismo cuidó escrupulosamente los modos y usos del lenguaje y terminó "depurando" personas de todo género. Lo que muchos ignoran: también produjo un "holocausto idiomático" sin precedentes.Don Víctor García de la Concha, el director de la Real Academia Española, se la debe ver en figurillas ante las polémicas y los recientes reclamos de cambio. Con buen criterio, el hombre estará pensando que se le viene la noche de color. Es lógico, primero se la agarran con el "negro", luego vienen por el género, más tarde vendrán por mí, se habrá dicho. No es tema menor el de este ilustrísimo académico, no aquí al menos en donde Don Víctor García debe responder a sus más profundas e incuestionables raíces de etimología hispánica.
viernes, abril 06, 2007
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