miércoles, agosto 23, 2006

Retazos

El buen Günter, en los comienzos de los ochenta, concedió un largoreportaje (luego de varias entrevistas) a la italiana Nicole Casanova. Eso luego se convirtiría en un libro, Conversaciones con Günter Grass (Gedisa), escasamente distribuido entre nosotros y ya olvidado. Una de las perlitas de ese texto no surge de la fascinación del Grass juvenil por las esvásticas, los símbolos nazis o las sanas tareas que llevaba a cabo la Juventud Hitleriana en los tiempos en que el acné le brotaba al rodaballo joven -hacían picnics, comían choripán en los bosques y vivían la vida sana de la formación premilitar-, no, eso ya era algo sabido en el novelista alemán. La perlita asoma brillante en una de las páginas anteriores a esa admisión, cuando también reconoce haber asistido -a los 11 años-, a la Cristalnacht o Noche de los Cristales Rotos y haber presenciado la quema de libros, de tiendas de judíos y hasta las feroces golpizas a los miembros de esa comunidad. "Los miembros de la Juventud Hitleriana sembraron de odio y terror la noche en Gdansk". Unas páginas después, pasando revista a sus idílicos 17, dice que no sabía qué era el movimiento de la Juventud Hitleriana ya que cuando él ingresó, seis años después de la Cristalnacht, encarnaba valores tales como la asistencia a los mayores, la vida sana y la solidaridad. De los 11 a los 17, Günter seguramente sufrió, como tantos y como su héroe Oscar del Tambor de hojalata, cierta regresión o amnesia.Gracias a la Fosfovita pudo superar el trance sin embargo y asumir luego tareas y solicitadas altruistas en el consenso de la escritura internacional. Pelando la cebolla, su nuevo libro autobiográfico, seguramente hará llorar a más de uno. Para quienes “no sabían”, como el propio Günter, Conversaciones con Günter Grass se abre con unaconfesión maravillosa: "Siempre mentí, toda la vida me valí de lamentira, y tanto miento que a veces, de un reportaje a otro, me encuentro diciendo cosas opuestas y contradiciéndome. ¿Por qué miento? Porque la verdad me aburre, me aburrió siempre". Lo que parece inexplicable de este entuerto mediático es la polémica, si el buen Günter fue o no nazi, si hizo bien o mal enocultar que había formado parte de las SS, y esas yerbas añejas. ¡Heil, Günter, señor Grass! La cultura letrada de contratapas y solapas ya anuncia una nueva polémica internacional en ciernes: "De chiquito fui mazorquero", reconoció Borges. Para refutarlo o no, habrá que investigar en los archivos.

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